"Truxa, muxa, rota, kabia, lorra, biena, kost"- rifaban en el lavadero de Ezkurra.+
Iruzki encontró a las viudas cantando y riendo de forma escandalosa, algo habitual en ellas. Llevaban toda la vida viviendo en la zona y algunas personas les mal llamaban “brujas”. Se les podía encontrar en el bar Arocena jugando al chinchón o probando ungüentos y potingues nuevos, incluso podían estar bromeando sobre sus difuntos maridos en el antiguo molino de Elgorriaga. Disfrutaban estando juntas, lo cuestionaban todo, nunca dejaban de aprender y mantenían vivos ritos, canciones y algunas costumbres antiguas.
-Truxa, muxa, rota, kabia, lorra, biena, kost - rifaban tres de ellas en euskera mientras las demás se turnaban para descansar y beber agua en el lavadero de Ezkurra. Al terminar la rifa, el dedo señaló a Iruzki. Las tres se miraron en silencio, parecía que lo celebraban.
-¡Por fin podrá terminar tu Invierno!– anunció con naturalidad la mediana, se llamaba María de Echeverría y tenía la misma vitalidad que hacía veinte años.
-Truxa, muxa, rota, kabia, lorra, biena, kost - rifaban tres de ellas en euskera mientras las demás se turnaban para descansar y beber agua en el lavadero de Ezkurra. Al terminar la rifa, el dedo señaló a Iruzki. Las tres se miraron en silencio, parecía que lo celebraban.
-¡Por fin podrá terminar tu Invierno!– anunció con naturalidad la mediana, se llamaba María de Echeverría y tenía la misma vitalidad que hacía veinte años.